miércoles, 11 de febrero de 2009

XENÓFOBIA EN ALMERIA

El 90 por ciento de almerienses muestran actitudes xenófobas, según un catedrático

Publicado el 9 Febrero, 2009 Publicado en la sección Alarma social, Demografía, Estadísticas, Nacionalidad no precisada |

El 91,2% de la población almeriense que habita en municipios de alta densidad de población inmigrante muestran actitudes xenófobas. Según el trabajo que acaba de editar el catedrático de Sociología de la Universidad de Almería, Gonzalo Herranz de Rafael, ‘Xenofobia y Multiculturalidad’ donde se recogen numerosos datos que desvelan los altos índices de xenofobia existentes en la provincia de Almería.
Sin embargo, Herranz destaca que los almerienses que viven ‘codo con codo’ con inmigrantes en los barrios estudiados muestran menos rechazo, concretamente un 60,5%. De este porcentaje, el 15,6% es muy xenófobo. El 39,5% no tiene ninguna actitud de rechazo. «Esto sucede porque están conviviendo con los inmigrantes en el mismo barrio y los conocen, por eso la sensación de miedo y rechazo es mínima», aclara Herranz.
El catedrático de Sociología de la Universidad de Almería, Gonzalo Herranz de Rafael, se centra en su último y décimo segunda publicación, ‘Xenofobia y Multiculturalidad’, en uno de los aspectos más candentes de la sociedad almeriense, los efectos de la inmigración.
‘Xenofobia y Multiculturalidad’ pretende explicar, mediante la realización de unas 1.400 entrevistas, una de las consecuencias no queridas, pero en la mayoría de los casos inevitable, que lleva aparejada la diversidad cultural en un contexto inmigratorio, como son las actitudes y conductas xenófobas.
Un trabajo basado en una parte teórica y otra empírica, llevada a cabo en la provincia de Almería durante tres años, una de las más afectadas por el fenómeno de la inmigración.
Herranz indica que «la xenofobia es un hecho social relativamente reciente en España como consecuencia de su cambio de status. Hasta la última década era un país eminentemente de migración y ahora lo es de inmigración».
Investigación
Un trabajo de investigación que pretende analizar y explicar el fenómeno xenofóbico en municipio y barrios de alta densidad de población extranjera en la provincia de Almería.
Según señala el catedrático en su libro «el análisis debe de estar segmentado por zonas de alta densidad de inmigración, ya que hay personas que viven en zonas con más de un 17% de extranjeros como Almería y otras donde no llega el 3% como es el caso de Pontevedra».
Un dato característico de la provincia de Almería, es el alto número de población inmigrante. Por ejemplo, según el padrón de 2006 municipios como Nijar tienen un 35,37% de población extranjera, Pulpí con un 27,36%, Roquetas de Mar con el 27,89% de inmigrantes, Vícar un 25,36%, El Ejido con el 30,36%, La Mojonera tiene un porcentaje del 24,3% y Almería un 17,40% de su población es extranjera.
No es racismo
De esta manera, Gonzalo Herranz puntualiza que no es lo mismo xenofobia que racismo, ya que lo primero es un comportamiento que desarrolla un grupo social frente al temor a los que se les considera extranjeros y el racismo es una ideología que promueve comportamientos o actitudes de odio y rechazo a personas que tienen características físicas diferentes a las del propio grupo étnico o racial.
En este sentido, el estudio realizado por el catedrático de Sociología de la Ual, revela que la provincia tiene una ‘índice de xenofobia’ (5,3) que dobla la media española (2,5). Para elaborar este índice, se elaboraron preguntas que obligaban a los encuestados a tomar partido en situaciones reales de convivencia.
Asimismo, y según las encuestas realizadas, el perfil del xenófobo en la provincia de Almería en 2005 y 2006 responde a que lo menos xenófobos son los jóvenes de alto nivel educativo, urbanos, alta posición social, de izquierdas y que viajan al extranjero entre otros aspectos. En el lado contrario encontramos a las personas de mayor edad, de derechas, baja posición social, con menor nivel educativo, y que no viajan al extranjero.
Entre las soluciones y planteamientos que muestra el libro ‘Xenofobia y Multiculturalidad’, Herranz subraya la necesidad de crear un modelo de cómo deberían contrarrestarse los efectos negativos como consecuencia de la alta inmigración que se está sufriendo desde los años 90». Para ello, Herranz propone un modelo multiculturalista «como tienen otros países como Francia e Inglaterra que han sufrido la inmigración antes que España. En nuestro país lo que se ha hecho son instaurar políticas de inmigración a través de especularizaciones pero sin ningún modelo específico del porque se deben hacer esas regularizaciones y cómo hay que acoger a los inmigrantes».
En esta línea, el catedrático hace una aportación en su libro de cómo debe de ser un modelo de multiculturalidad en España y lo titula ‘Relativismo del Mestizaje Ético Intercultural’ y la idea «es la integración de las personas, dejando un poco al margen las culturas, y buscar el equilibrio de las personas a través del diálogo. Porque si intentamos integrar las culturas es algo imposible, porque cada una tiene su idiosincrasia. La cuestión es la integración de las personas con los mismos derechos y oportunidades».
Crisis
Además, y de acuerdo a la situación actual por la que está atravesando el país, Herranz es consciente de que «la crisis y el desempleo puede empeorar el proceso de integración, ya que si los inmigrantes, sobre todo los ilegales, que no tienen que comer o donde trabajar los índices de delincuencia y robos aumenta, con lo cual el rechazo crece. Almería tiene un número aproximado de 150.000 inmigrantes ilegales. Pero no sólo, depende de las personas, sino de la Administraciones Públicas y el poder político que son lo que tienen que actuar y poner las medidas, y por lo general esas medidas consisten en dinero en forma de ayudas y subvenciones, y los tiempos de crisis de manera normal ralentizan estos procesos».


proximamente na tua cidade e logo na tua aldea tamen, go go...

lunes, 9 de febrero de 2009

Violencia en Suecia

Daniel, salvajemente asesinado a los 17 años. Sus asesinos,los que se hacen llamar "antifascistas y antirracistas".







DANIEL WRETSTRÖM está en Salem, un barrio de Estocolmo, un 9 de Diciembre del 2000. Es justo después de medianoche cuando una banda multi-cultural de unas 15 personas rodea a un chico sueco, que espera el autobús en la parada de Säbytorgsvägen. El chico, un adolescente no demasiado alto y delgado, espera el bus para irse a casa después de haber asistido a una fiesta.

- "Puto racista!" empiezan a gritar, mientras se acercan a él. Una joven sueca de pelo largo rubio le grita también con acento extranjero.
- "Puto racista! ¿Te atreves a quedar aquí? ¿Estás asustado?"

Pocas semanas antes del incidente, los medios de comunicación habían realizado una campaña de ataque contra los patriotas suecos. Entre otras cosas aseguraban que los "extremistas de ultraderecha" habían asesinado a un niño extranjero de 6 años en Alemania. Después se probó que las acusaciones estaban infundadas y que todo habían sido invenciones.

- "Golpeadlo hasta que muera!" ordena una chica a la agresiva pandilla.,

que ya se ha hecho con la presa. La banda sabe que está más que permitido atacar a personas susceptibles de ser racistas. De hecho, unos días antes habían obtenido la luz verde de la cúpula gubernamental. El propio primer ministro sueco Goran Persson había escrito en un artículo en uno de los periódicos de mayor circulación en Suecia que "Les aplastaremos!", refiriéndose a los nacionalistas.

Esa noche, la banda multi-cultural está determinada a hacer que sus palabras tengan aplicación directa.

Cuando el asalto empieza, el chico se da cuenta inmediatamente de su desventajosa posición, al encontrarse sólo frente a un grupo sediento de sangre y armado con utensilios que pueden servir como armas. Por ello intenta escapar lanzándose al capó de un coche que circula por la calle. "Por favor, ayúdame", le implora al conductor, esperando que el conductor le lleve a un lugar seguro. Uno de los miembros de la banda le grita algo al conductor, y éste empieza entonces a sacudir al chico fuera del vehículo arrancando y frenando de golpe el coche. El chico a duras penas puede agarrarse al coche, intentando salvar su vida, cuando la banda lo coge y le lanza al suelo. El coche huye y la paliza continua.

Entonces empiezan de nuevo los golpes. La banda sigue pateando y golpeando repetidamente la cabeza y el cuerpo de su víctima.
Después de un rato de intensa violencia, uno de los atacantes coge una barra de hierro de casi metro y medio de longitud y empieza a golpear la cabeza del chico y no para hasta que una adolescente pasa por ahí e histéricamente grita, implorando a la bestia que pare. Una de las chicas de la banda se entromete y dice: "Este racista se lo merece", y el miembro de la banda de la barra la levanta ahora contra la adolescente, con actitud amenazante.

Llegados a este punto, uno de los miembros de la banda que había ido a buscar a su hermano mayor vuelve y empieza a saltar sobre la cabeza y el cuello del chico, que se encuentra ya en un estado crítico. El hermano mayor ha venido para hacerse cargo de uno de esos "detestables racistas" que asesinan "niños pequeños" y que son una amenaza a la "democracia", y siente cómo hierve su sangre de ira.

- "Fuera de mi camino, tengo un cuchillo!" grita con gran excitación, y se lanza hacia el desfallecido chico alzando el cuchillo en su puño.

Los otros miembros de la banda dejan paso a Khaled Odeh, que se sienta sobre la espalda del chico. Levanta y clava su cuchillo una y otra vez. Después de acuchillar al chico al menos 4 veces en la espalda, el cuchillo se rompe por la mitad. Khaled entonces agarra la cabeza del chico con su mano izquierda para estirarla para atrás.

Siente un furioso odio por el chico mutilado, un chico que sabe que amenaza la democracia, un chico que asesina niños pequeños, por lo que debe ser aplastado. Así que decide qué hacer. "Lo mataré". Las palabras circulan obsesivamente en su mente cuando introduce lo que queda del cuchillo en la garganta del chico.

Satisfecho porque ha liberado a la sociedad de un racista, lentamente se pone de pie. La sangre que cubre sus manos aún está caliente. Mira alrededor a la gente que le observa y les grita que nadie le ha visto. Entonces huye del lugar corriendo con su hermano. El resto de la banda se dispersa en varias direcciones y desaparecen. "Aplastad el racismo!", alguien grita entre las sombras.

Pero Khaled Odeh ha sido visto. La chica sueca que ha visto el brutal asalto se acerca al chico con lágrimas en sus ojos.

El chico intenta levantar su cabeza pero no puede. Sus ropas están llenas de la sangre que brota a borbotones de la arteria de su cuello. Intenta respirar, pero de su boca sólo sale un débil soplido cuando cae de nuevo sobre el frío suelo. La vida de Daniel Wretström desaparece, mientras la chica intenta desesperadamente salvarle la vida.

Cuando Daniel aún estaba vivo, inundaba su entorno de risas y alegría. Sus amigos y familiares le describen como una persona muy considerada, amable y muy popular. La llama de sus ojos se apagó cuando apenas tenía 17 años y tenía toda una vida por delante.

"Mi hijo Daniel era un chico encantador con candor en sus ojos" nos cuenta su madre. "Realmente le daba a la vida un brillo especial con su humor y sus bromas. No siempre los días son soleados, pero todo lo que vivimos juntos nos hizo sentir muy cerca el uno del otro. Él encontraba la tranquilidad y la calma cuando salía a pescar, y podía estarse horas en la barca, sólo observando y disfrutando de la paz. Pronto aprendí a dejar de impedirle que saliera a pescar. A Daniel le encantaba pescar, quedar con chicas, tocar la batería y estar con su familia. En mi opinión era un chico encantador del que yo estaba muy orgullosa. Si alguna vez nos enfadábamos, las palabras "Lo siento" eran muy importantes. A menudo decía "Mamá, te quiero", y los amigos que le escuchaban nunca le incomodaron por hacerlo. Daniel era un chico que calaba hondo en las personas que le conocían, y se ganaba para él el corazón de mucha gente. Cada vez que miro la pequeña casa de Daniel, a través de la ventana de la cocina, veo una ventana oscura, sin luces, y me pregunto, ¿por qué le quitasteis la vida?"

Esa noche del 9 de Diciembre 2000, un joven sueco de 17 años fue brutalmente torturado hasta la muerte en Salem, un barrio de Estocolmo. Tenía toda una vida esperándole pero sus días acabaron esa noche,

después de un corte mortal en su garganta, como resultado de una campaña de odio llevada a cabo por los medios de comunicación. La campaña iba dirigida contra todos aquellos que muestran su rechazo a una sociedad multi-cultural. Satanizando y llamando a la gente contra esas personas, los medios de comunicación crearon una atmósfera entre las bandas multiculturales que autorizaba –implicando que era aceptable o incluso positivo- el ataque y el asesinato de esas personas que son susceptibles de ser "racistas". Con el objetivo de añadir más leña al fuego, los mass-media fabricaron de la nada una historia completamente falsa sobre la muerte de un niño extranjero de 6 años a manos de nacionalistas alemanes. Finalmente admitieron que la historia era falsa, pero por entonces Daniel Wretström ya había sido asesinado.

Las consecuencias legales han sido descritas como una auténtica farsa, en tanto en cuanto los jueces y juristas declararon a la juventud sueca como "forajidos"

y sin contar apenas con derechos civiles. El asesino, Khaled Odeh, fue condenado por homicidio pero sin embargo fue enviado a tratamiento psiquiátrico dado que el Tribunal concluyó que sufría de enajenamiento temporal cuando cometió el crimen. Cuando se formula así el veredicto, no es inusual que se declare "rehabilitado" al convicto al cabo de apenas un sólo año y que se le acabe concediendo la libertad. Sólo uno de los 6 miembros de la banda fue juzgado. A 3 de ellos se les obligó a 40 horas de servicios a la comunidad y a que estuvieran en contacto con los servicios sociales. Los dos restantes fueron obligados a pagar 1.800 coronas suecas (unos 200 euros) en fianzas y se les concedió la libertad.

Tan poco vale la vida de un joven sueco? Menos que un ticket?

Desde luego, no eres el único al que no le gusta ver cómo esta sociedad se destruye y se brutaliza. Para mantener viva la memoria de uno de los jóvenes ciudadanos suecos cuya sangre ha sido derramada sobre el altar de los sacrificios del establishment, hay una marcha anual de recuerdo, sobre las fechas del aniversario del asesinato. En el año 2001 hubo 1.400 manifestantes, el año pasado 3.000, congregados para protestar contra la emergente violencia contra suecos. Lo menos que podemos hacer es participar en esta concentración de recuerdo y mostrar nuestra aversión a este cambio social tan negativo. Cualquier persona que no esté de acuerdo en participar en la violencia multicultural es bienvenido.

Levantémonos y honremos a Daniel Wretström en Salem este año!